Guía de lectura: Job

Según Jamieson, Fausset y Brown la palabra Job es derivada de la palabra árabe que significa “arrepentimiento”. Job es la historia del sufrimiento de un hombre “justo”. Uno de los grandes problemas que tenemos es el de explicar por qué los justos sufren. 

El otro día debía visitar en el hospital a una persona a la que le acababan de decir que tenía como seis meses de vida. Ella me preguntó: “¿por qué nos pasan estas cosas? Antes me emocionaba mucho ver una muchacha embarazada y ver el milagro de la vida, pero ahora me doy cuenta que la vida tiene mucho dolor. ¿Cómo puedes explicar el sufrimiento y la muerte que pasa en esta vida?” Job no responde directamente a estas preguntas, pero nos da algo de luz. 

Introducción: 

Job 1-3 nos da el contexto para los diálogos entre Job y sus amigos. Es importante observar que Job es considerado justo por Dios y por el diablo. 

Segundo, Satanás acusa a Job de sólo servir a Dios por los beneficios que Dios le da. 

Y el Señor dijo a Satanás: ¿De dónde vienes? Entonces Satanás respondió al Señor, y dijo: De recorrer la tierra y de andar por ella. Y el Señor dijo a Satanás: ¿Te has fijado en mi siervo Job? Porque no hay ninguno como él sobre la tierra, hombre intachable y recto, temeroso de Dios y apartado del mal. Respondió Satanás al Señor: ¿Acaso teme Job a Dios en balde? ¿No has hecho tú una valla alrededor el él, de su casa y de todo lo que tiene, por todo lados? Has bendecido el trabajo el trabajo de sus manos y sus posesiones han aumentado en la tierra. Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, verás si no te maldice en tu misma cara. Entonces el Señor dijo a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu poder: pero no extiendas tu mano sobre él. Y Satanás salió de la presencia del Señor (Job 1:7-12).

Esta acusación implica que Job no servía a Dios por quien es Dios, sino para su auto gratificación y beneficio. Esta acusación hacía de Job un hipócrita que sólo se servía a sí mismo y no a Dios. Sin embargo, muchos predican doctrinas para servir a Dios por sus beneficios: prosperidad, salud, felicidad y éxito en lugar de una adoración desinteresada en los resultados. ¿A cuál Dios sirves tú? ¿De cuál Dios eres embajador tú?

Diálogos entre Job y sus amigos (Job 4-31)

Los amigos de Job preguntan si no tiene algún pecado que sea la causa de su malestar. Ellos creen que Dios es justo y responde al pecado del hombre causando su sufrimiento. Ellos en ningún caso logran probar que Job haya pecado. 

Parece ser que los amigos basan su conclusión en lo que podemos llamar una “religión natural” de los hombres sin una revelación de Dios. Esta religión se basa en la idea de que Dios es un juez imparcial que premia y castiga al hombre por su conducta. Toda la suerte del hombre depende de la relación entre su pecado y su justicia frente al juez imparcial.

“¿Hasta cuándo hablarás estas cosas, y serán viento impetuoso las palabras de tu boca? ¿Acaso tuerce Dios la justicia o tuerce el Todopoderoso lo que es justo? Si tus hijos pecaron contra Él entonces Él los entregó al poder de su transgresión. Si tú buscaras a Dios e imploraras la misericordia del Todopoderoso, si fueras puro y recto ciertamente Él se despertaría ahora en tu favor y restauraría tu justa condición. Aunque tu principio haya sido insignificante, con todo, tu final aumentará sobremanera” (Job 8:1-7).

Los discursos de los amigos son muy religiosos pero no reflejan la realidad de Job. Tienen la apariencia de piedad, pero no ofrecen ninguna ayuda. Estos discursos tienen el mismo mensaje de muchos hoy en día. Si estás bien con Dios, vas a prosperar; y si pecas, vas a ser castigado con sufrimiento. Pero esto no es el caso de Job, ni de muchas otras personas.

La religión bíblica es una alternativa que presenta la posibilidad de una relación con Dios que no es merecida, sino un don de gracia de parte de Dios para que Él pueda ser nuestro redentor, hermano y amigo. 

Al igual que los amigos de Job, estamos equivocados si interpretamos la suerte del hombre en la vida sólo como castigo-premio de Dios o pecado-santidad. Segundo, Job busca defenderse de haber pecado. Tenía razón en defender su inocencia, pero al hacerlo indica que Dios es culpable de una injusticia. Si para defenderse tiene que inculpar a Dios, ya está en graves problemas.

Job, a pesar de sus problemas, hace excelentes declaraciones de su fe en Dios. Por ejemplo en Job 19:23-29 expresa su confianza en la resurrección. 

“¡Oh, si mis palabras se escribieran, si se grabaran en un libro. ¡Si con cincel de hierro y con plomo fueran esculpidas en piedra para siempre. Yo sé que mi Redentor vive, y al final se levantará sobre el polvo. Y después de deshecha mi piel, aun en mi carne veré a Dios: al cual yo mismo contemplaré y a quien mis ojos verán y no los de otro. ¡Desfallece mi corazón dentro de mí! Si decís: ‘¿Cómo le perseguiremos? y ¿Qué pretexto hallaremos contra él?’ Temed la espada por vosotros mismos, porque el furor trae el castigo de la espada para que sepáis que hay juicio” (Job 19:23-29).

También, Job busca reivindicarse a todo costo. Por ejemplo, hace un elogio a la sabiduría (Job 28) que se puede resumir en el último versículo:

He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal, la inteligencia. Job 28:28 

El soliloquio de Job (Job 29-31)

Job llega al punto de la desesperación. No entiende por qué Dios no sigue apoyándole. Piensa que ha hecho todo lo que le corresponde hacer. Hace una muy impresionante protesta de su “santidad” o “inocencia” en el capítulo 31.  

“Hice un pacto con mis ojos, … si he caminado con la mentira, … Si mis pies se han apartado del camino, o mi corazón ha dejado por mis ojos, … Si por alguna mujer me he dejado seducir, … Si me negué a hacerles justicia a mis siervos y a mis siervas, … Si he dejado que alguien muera por falta de vestido, … si he levantado contra el huérfano mi mano…” (Job 31:1-40).

Job realmente es un hombre justo, pero tan justo que no entiende el trato de Dios con él. ¿Es justo todavía el Señor?

Discursos de Eliú (Job 32-37): 

Leyendo Job uno debe estar consciente de que no todo el libro representa la postura correcta. Es decir, que su contenido declara que los amigos de Job estaban equivocados. Es importante leer Job 32:1-5 para apreciar la evaluación de Job y sus tres amigos por Eliú. Entonces una pregunta obligada es: ¿en qué están equivocados en su apreciación los amigos de Job y aun Job mismo?

Diálogos de Job y sus amigos:

Parece que Job y sus amigos están de acuerdo en que los inocentes prosperan, pero esta doctrina no responde a la situación de Job. No corresponde porque Job es inocente y está sufriendo. Job no es el único inocente en la Biblia que sufre siendo inocente. El ciego de Juan 9, según Jesús no está ciego ni por sus propios pecados, ni por los pecados de sus padres, sino para la gloria de Dios. Esta misma situación pasa muchas veces en la vida actual también. Las personas “buenas” sufren también. 

Un joven Eliú da unos discursos en los que evalúa las propuestas de los protagonistas. 

Los amigos de Job están equivocados en que el sufrimiento no es por las causas que ellos dijeron. Son puras especulaciones que no sirven para nada. Dios sólo establece la justicia: ojo por ojo. Esto no es la religión bíblica de la gracia de Dios. Hay sufrimiento y bendición en la vida humana que no tiene nada que ver con las consecuencias del pecado. No podemos simplificar a Dios a uno que sólo responde a las acciones humanas. Si no conocemos a Dios, lo reducimos a uno de retribución (justicia). En esta religión sólo existe la ley. (¿Cómo la ley moral interior?)

La evaluación de los discursos de Job por Eliú:

Job tiene razón en que no ha pecado, pero se justifica a sí mismo desilusionado por la falta de acción de Dios. Job está dando un grito desesperado. Lo que le pasa en su vida lo deja perplejo. No entiende por qué Dios no hace nada por su causa. Cuando enfrentamos situaciones difíciles, somos similares a Job.

Eliú dice que Job llegaba a pensar que era más justo que Dios. 

“Piensas que es cosa recta lo que has dicho: Más justo soy yo que Dios? Porque dijiste: ¿Qué ventaja sacaré de ello? ¿O qué provecho tendré de no haber pecado?” (Job 35:2-3). 

Así andamos todos, pensamos que estamos bien, y cuando algo anda mal, es por culpa de otro. Esta actitud provoca que culpamos a Dios de hacer lo malo. De pensar que si Dios es la causa de nuestros problemas… somos sus víctimas. Pensamos que merecemos mejores cosas de Dios y estamos enojados con Él.

El Señor responde a Job desde un torbellino (Job 38-42:6)

El Señor le muestra su grandeza y sabiduría de haber hecho la creación. La pregunta de Dios a Job es: 

“¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? … ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿Quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre qué están fundadas sus bases? ¿O quién puso su piedra angular? … ¿Quién encerró con puertas el mar?” (Job 38-39). 

Job se da cuenta de que su perspectiva es demasiado limitada para responder a Dios. No puede responder a las preguntas de Dios: “¿Es sabiduría contender con el Omnipotente?” (Job 40:1).

Dios es tan superior al hombre que nosotros los humanos no le podemos reclamar nada.

“¿Quién, pues, podrá estar delante de mí? ¿Quién me ha dado a mí primero, para que yo restituya (Romanos 11:35)? Todo lo que hay debajo del cielo es mío. (Job 41:10-11).

Job después de escuchar a Dios llega a la conclusión:

“De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza” (Job 42:5-6). 

Job tiene que arrepentirse de su propia justicia, ya que esta justicia condena a Dios mismo. 

La restauración de Job (Job 42:7-17)

No siempre recibiremos la vindicación de nuestra vida en este mundo. La Biblia nos enseña que muchos murieron sin recibir lo prometido, a pesar de haber servido a Dios en toda la vida (Hebreos 10-12). Quizás Job recibió la restauración para nuestra instrucción. Pero la Biblia constantemente nos enseña que la verdadera vindicación y justicia de Dios tienen que esperar la segunda venida de Cristo.  

Conclusión

El sufrimiento humano no es sólo el resultado del pecado. Nuestra religión moralista no responde a todas las preguntas del sufrimiento humano. Los justos y los injustos sufren por diferentes razones. Nuestro moralismo también hace que Dios sea culpable cuando los buenos, es decir, nosotros, sufrimos. Esto nos lleva a estar enojados con Dios. Tenemos que arrepentirnos también de nuestra justicia porque esto inculpa a Dios. Los fariseos (Marcos 2:1-3:5) y Pablo (Filipenses 3) también tenían que hacer este mismo arrepentimiento.

También podemos sufrir para la gloria de Dios (Juan 9), por el pecado de otros, como un robo con violencia o para perdonar a otros como lo hizo Cristo mismo. No somos capaces de ver todos los propósitos de Dios ni todo el orden que Él tiene en este mundo.


Índice A.T.