Guía de lectura: Isaías

Isaías era un profeta en tiempos de crisis en el siglo VIII antes de Cristo. Vio la derrota y aniquilación del reino de Israel (el del Norte) y cómo Judá también estaba a punto de desaparecer, pocos años después, por las mismas causas.

El libro de Isaías muestra unidad a lo largo de sus páginas. Como es una poesía, cada parte es muy precisa para mantener el balance. Dudo que Isaías haya sido escrito por varios autores y, aún así, lograra mantener el estilo poético en toda su extensión. La poesía hebrea usa muchos paralelismos y patrones. También tiene un sin fin de quiasmos, que es el patrón abba. Esto hace que Isaías siga el patrón poético y no la secuencia de presentar ideas, como nosotros lo hacemos hoy. 

La primera sección describe la contradictoria situación de Judá de, por un lado, ser el pueblo de Dios y, por el otro, estar lleno de pecado por haberle desobedecido. Se centra en la vida del rey Acaz y sus luchas para creer en el Señor.

La segunda crisis se muestra en la vida de Ezequías, quien tampoco cree que el Señor sea capaz de salvar a su pueblo y busca alianzas para salvarse de los asirios.

Isaías se divide en 3 libros: El libro del Rey (Isaías 1-37), El libro del Siervo (Isaías 38-55) y El libro del Conquistador Ungido (Isaías 56-66). 

Este es uno de los versículos del libro que capta lo maravilloso del pensamiento de Dios.:

“Porque Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, ni sus caminos son Mis caminos, declara el Señor. Porque como los cielos son más altos que la tierra, así Mis caminos son más altos que sus caminos, y Mis pensamientos son más altos que sus pensamientos” (Isaías 55:8-9).

El libro del Rey (Isaías 1-37)

Diagnóstico y Pronóstico (Isaías 1-5)

El pueblo no conoce a Dios (Isaías 1:2-9). 

“Oigan, cielos, y escucha, tierra, porque el Señor habla: “Hijos crié y los hice crecer, pero ellos se han rebelado contra Mí. El buey conoce a su dueño y el asno el pesebre de su amo; pero Israel no me conoce, Mi pueblo no tiene entendimiento”, (Isaías 1:2-3).

Ignorar quién es Dios significó que retorcieran todos los aspectos de su culto y que combinaran su adoración con la de otros dioses. Y no sólo es el culto el que se ha desviado, sino también toda su vida:

“Pues Jerusalén ha tropezado y Judá ha caído, por que su lengua y sus obras están contra el Señor, rebelándose con Su gloriosa presencia”, (Isaías 3:8).

Dios estaba enojado con su pueblo por su deslealtad. Isaías indica que Dios va a destruir a su pueblo por no conocerle. 

“Sin embargo, Dios va a ser fiel al pueblo y restarurarlo en el futuro.

Aquel día el Renuevo del Señor será hermoso y lleno de gloria, y el fruto de la tierra será el orgullo y adorno de los sobrevivientes de Israel”, (Isaías 4:2).

A1. La crisis de Acaz (Isaías 6-12)

El llamado de Isaías (Isaías 6:1-13)

En el diálogo del llamamiento de Isaías encontramos la afirmación de que Jehová es Santo. El título que le da a Jehová es “El Santo de Israel”, el cual es más común en Isaías que en todos los otros libros del Antiguo Testamento combinados.

Segundo, el llamado a Isaías no es para que la gente se arrepienta, sino para que rechacen el mensaje y no reciban salvación:

“Ve, y dile a este pueblo: Escuchen bien, pero no entiendan; miren bien, pero no comprendan. Haz insensible el corazón de este pueblo, endurece sus oídos, y nubla sus ojos, no sea que vea con sus ojos, y oiga con sus oídos, y entienda con su corazón, y se arrepienta y sea curado”.

“Entonces dije: “¿Hasta cuándo, Señor?”. Y Él respondió: “Hasta que las ciudades estén destruidas y sin habitantes, las casas sin gente y la tierra completamente desolada; hasta que el Señor haya alejado a los hombres, y sean muchos los lugares abandonados en medio de la tierra. Pero aún quedará una décima parte en ella, y ésta volverá a ser consumida como el roble o la encina, Cuyo tronco permanece cuando es cortado: La simiente santa será su tronco”, (Isaías 6:9-13).

Acaz está luchando contra los invasores asirios que destruyen el reino de Israel (el del Norte). Es un rey infiel a Dios. Para salvarse busca aliarse con otras naciones y así protegerse de la fuerza militar de Asiria. Pero participa en el culto a Moloch y sacrifica a sus hijos. Esta infidelidad pone en riesgo el linaje de David. Sin embargo, el plan de Dios es levantar un rey de la casa de David. Dios siempre es fiel a su pacto.

Isaías advierte a Acaz: “Si ustedes no creen, de cierto no permanecerán”, (Isaías 7:9). Y también debe pedir como Gedeón una señal al Señor. Pero Acaz es tan incrédulo que ni siquiera quiere poner una prueba al Señor: “No pediré, ni tentaré al Señor”, (Isaías 7:12). En este contexto, Isaías da una señal: “Una virgen concebirá y dará a luz a un hijo, y le pondrá por nombre Emanuel”, (Isaías 7:14; ver Mateo 1:23).

Isaías da una descripción de la obra de este hijo en los siguientes capítulos de esta sección. La descripción es tanto positiva (Isaías 9:1-7) como negativa, ya que el brazo del Señor todavía está extendido”, (Isaías 9:17, 21 y 10:4).

B1. El pueblo de Dios entre las naciones (Isaías 13-27)

En esta sección se pronuncia juicio contra las naciones que rodean a Judá, pero también incluye un juicio sobre Israel. Se extiende un rayo de luz de que Dios va a hacer: “Un trono se establecerá en la misericordia, y en él se sentará con fidelidad, en la tienda de David, un juez que busque lo justo y esté puesto a la justicia”, (Isaías 16:5).

Este trono es para todas las naciones. Habrá un tiempo en que Dios va a sanar a las naciones, incluyendo a Egipto: “Y el Señor herirá a Egipto; herirá pero sanará. Y ellos volverán al Señor, y Él les responderá y los sanará. Aquel día habrá una calzada hasta Asiria. Los Asirios entrarán en Egipto y los Egipcios en Asiria, y los Egipcios adorarán junto con los Asirios. Aquel día Israel será un tercero con Egipto y con Asiria, una bendición en medio de la tierra, porque el Señor de los ejércitos lo ha bendecido, diciendo: ‘Bendito es Egipto Mi pueblo, y Asiria obra de Mis manos, e Israel mi heredad’ (Isaías 29:22-25). 

Hay esperanza para todos los pueblos en la obra del Hijo (Isaías 7:14).

A2. La crisis de Ezequías (Isaías 28-35)

Ezequías tiembla ante el poder de Asiria. Piensa que se requiere de la ayuda de otras naciones, aunque está prohibido por Dios. 

El fundamento para una relación con el Señor es creer: “Yo pongo por fundamento en Sion una piedra, una piedra probada, angular, preciosa, fundamental, bien colocada. El que crea en ella no será perturbado”, (Isaías 28:16). 

Pero uno no puede confiar en Dios si está confiando en los hombres. O todo confianza o nada. Ezequías no puede confiar en el Señor y en Egipto al mismo tiempo. 

B2. Dios confirma el futuro de su plan para la linaje de David (Isaías 36-37)

Los asirios invadieron a Judea y sólo Jerusalén se mantuvo en pie. Todo el país estaba derrotado. Ezequías se da cuenta de que su única esperanza es que el Señor intervenga para rescatar la ciudad. No hay otra solución. Entonces Ezequías oró así: “Oh Señor de los ejércitos, Dios de Israel, que está sobre los querubines, sólo Tú eres Dios de todos los reinos de la tierra. Tú hiciste los cielos y la tierra. Inclina, oh Señor, Tu oído y escucha; abre, oh Señor, Tus ojos y mira; escucha todas las palabras que Senaquerib ha enviado para injuriar al Dios vivo. En verdad, oh Señor, los reyes de Asiria han asolado todas las naciones y sus tierras, y han echado sus dioses al fuego porque no eran dioses, sino obra de manos de hombre, de madera y piedra; por eso los han destruido. Y ahora, Señor, Dios nuestro, líbranos de su mano para que todos los reinos de la tierra sepan que sólo Tú, oh Señor eres Dios” (Isaías 37:16-20).

El libro del Siervo (Isaías 38-55)

La sección del Siervo representa la poesía más elevada en el libro de Isaías. Esto también hace que sea más difícil comprenderlo. Usa muchos quiasmos en esta sección. Si uno no ve los quiasmos es muy difícil llegar a la conclusión correcta en la interpretación.

En esta sección de Isaías se presenta una descripción de Ezequías que contrasta con el Siervo del Señor (Cristo). 

La necesidad del Siervo está en la primera parte (Isaías 40:1 – 44:17).

También se presenta en detalle la misión de dos siervos del Señor, Ciro (Isaías 44:18 – 48:22) y Cristo (Isaías 49:1 – 53:12).

La última parte de la sección de los siervos detalla cuál es la misión de Cristo y el júbilo de su salvación. También se menciona la inclusión de los gentiles al pueblo de Dios (Isaías 54:1-55:13).

Las descripciones del siervo están en contraste con el Conquistador Ungido de la siguiente sección (Isaías 56-66).

Lo que el Señor hace en el futuro con Ciro sirve de confirmación de lo que va hacer con su otro Siervo Cristo. La gente ya puede confiar en Dios porque siempre cumple Su palabra a pesar de las circunstancias inmediatas.

La enfermedad de Ezequías (Isaías 38-39)

Ezequías buscaba su propia gloria más que la de Dios. Aunque Dios es fiel a él en su enfermedad, el rey continúa buscando salvarse por su propia capacidad haciendo alianzas con los babilonios. Esto, a pesar de que Dios acaba de mostrar su poder para conservar la dinastía de David destruyendo al ejército asirio a las puertas de Jerusalén. El resultado es que todos sus tesoros y el pueblo se van a Babilonia porque él puso su confianza más en el poder del ejército invasor que en Dios. La falsa confianza siempre nos lleva a la destrucción. 

Isaías contrasta a Ezequías, que está buscando conservar su propia vida y fama, con el siervo Cristo, quien está dispuesto a dar su vida por su pueblo. 

Consolación, Consolación (Isaías 40:1-41:20)

Israel (Isaías 40)

Gentiles

Promesas de redención 42:18-44:23

Agentes de redención (Isaías 44:24-53:12)

Isaías presenta a dos siervos del Señor: Ciro y Cristo. Este paralelo ilustra la soberanía de Dios en todo el proceso redentor y de restauración. La profecía del siervo Ciro confirma la profecía de Cristo. Ciro en la historia cercana y Cristo en la historia lejana.

Ciro (Isaías 44:24-48:22)

El Siervo (Isaías 49:1-53:12)

Redención proclamada (Isaías 54:1-55:13)

Los resultados 

¿Qué es lo que logró la muerte del siervo?

Júbilo por todas partes porque la desolada va a tener hijos (Isaías 54:1). La descendencia va a poseer naciones (Isaías 54:3).

La salvación va a estar anunciada a las naciones: “Todos los sedientos, vengan a las aguas; y los que no tengan dinero, vengan y compren y coman. Vengan, compren vino y leche sin dinero y sin costo alguno“, (Isaías 55:1). 

La salvación es anunciada a todos los pueblos. Esta obra es del Señor. El hombre no lo pudo haber imaginado, (Isaías 55:8-9). 

El libro del Conquistador Ungido (Isaías 56-66)

Esta es la presentación del ungido que viene (Isaías 59:14-63:6), cuya obra de salvación satisfacerá sus necesidades, cuya justicia cumple con todo lo que requiere Dios y cuya venganza aplasta toda oposición. Por tanto, debemos orar (Isaías 63:7-64-12) y creer confiadamente en las promesas de una nueva creación (Isaías 65:1-66:24)” (Moyter, 23).

Esta sección describe las consecuencias de las acciones de los siervos del Señor. 

Esta tercera sección de Isaías empieza con una descripción de nuestros tiempos. 

“Así dice el Señor: Preserven el derecho y hagan justicia, porque mi salvación está para llegar y mi justicia para ser revelada”, (Isaías 56:1).

Nuestra esperanza no está en lo que somos o que hacemos, porque somos pecadores (Isaías 59:1-13). Nuestra única esperanza es que el Señor pelea por nosotros y gana la victoria. No podemos esperar en nosotros mismos. La salvación es sólo por el brazo del Señor, no hubo nadie más (Isaías 59:16).

Una de las consecuencias

Oración de Salomón:

1 Reyes 8:41-43 dic:, “También en cuanto al extranjero que no es de Tu pueblo Israel, cuando venga de una tierra lejana a causa de Tu nombre (porque oirán de Tu gran nombre de Tu mano poderosa y de Tu brazo extendido), cuando venga a orar a esta casa, escucha Tú desde los cielos, el lugar de Tu morada, y haz conforme a todo lo que el extranjero Te pida. Para que todos los pueblos de la tierra conozcan Tu nombre para que Te teman,  como Te teme Tu pueblo Israel, y para que sepan que Tu nombre es invocado sobre esta casa que he edificado.”

Isaías comenta este texto diciendo: “porque Mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos” (Isaías 56:7). Esta frase es citada en el evangelio de Marcos 11:17. Jesús está diciendo que está cambiando el orden del templo. Ya no es un templo de Judíos. El acceso a Dios está abierto a todas las naciones. Así dice Isaías 56:6-7:

“Y a los extranjeros que se unan al Señor para servirle, y para amar al nombre del Señor, para ser Sus siervos, a todos los que guardan el día de reposo sin profanarlo, y se mantienen firmes en mi pacto, Yo los traeré a Mi santo monte y los alegraré en Mi casa de oración, sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptados sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.”

Isaías explica cómo Jesús cambió todo haciendo posible que los gentiles formaran parte de su pueblo (Efesios 2:11-22).

Isaías y el Nuevo Testamento

Isaías, más que cualquier otro profeta del Antiguo Testamento, captaba el plan de Dios que se plasma en el Nuevo Testamento. Es importante que uno regrese a Isaías para ver el contexto que él puso para explicar lo que Dios está haciendo en nuestros tiempos.

Marcos empieza diciendo: “El principio del evangelio de Jesucristo, el Mesías, Hijo de Dios. Cómo está escrito en el profeta Isaías” (Marcos 1:1-2).

Bibliografía
Alec Motyer, Isaías, Andamio
Kidner, Isaías, Nuevo Comentario Bíblico, Casa Bautista.
G. Goldsworthy, Estrategia Divina: Una teología bíblica de la salvación, Andamio.


Índice A.T.