Estos dos breves libros de la escritura son cartas de gran valor. El hecho de que sean tan pequeñas y se encuentren hasta el día de hoy es prueba del aprecio que tuvieron desde un principio por las iglesias que se preocuparon de guardarlas y darles su lugar entre los escritos que se consideraron autoridad para la doctrina y conducta del cristianismo.

Autor

Papias, un discípulo de Policarpo que a su vez fue discípulo del apóstol Juan, es citado en la Historia Eclesiástica de Eusebio mencionando a un “Juan, el anciano”, diferente al apóstol Juan. Muchos estudiosos han atribuido a este las cartas en vez de al apóstol, sin embargo, las cartas mantienen muchos puntos y vocabulario en común con la llamada 1 Juan y con el evangelio de Juan, razón por la cual no veo motivos para poner en duda la paternidad literaria del apóstol Juan.

¿Porque ver las dos cartas juntas?

Porque fueron escritas por el mismo autor, muy posiblemente en la misma fecha y por la misma causa para resolver un mismo problema y según algunos eruditos hasta en el mismo papiro usando un lado para cada una de ellas. Además, es importante verlas en conjunto para no llegar a interpretaciones equivocadas, pues juntas nos permiten entender la situaciones que vivía la iglesia en la época en la que fueron escritas y su relevancia para nosotros.

¿Cuál es el tema común de estas cartas?

Para el tiempo en que fueron redactadas, el cristianismo ya había empezado su expansión geográfica. Esto generó el surgimiento de predicadores viajeros que promovían la doctrina cristiana. No fue un invento de ellos. Siglos antes, los filósofos griegos y monjes budistas ya hacían lo propio. Este método de “evangelización” dependía del apoyo de los partidarios a la doctrina en los pueblos a donde llegaban (hospedaje, alimentación) así como para trasladarse a otros pueblos (viáticos). Además de lo anterior, el cristianismo se enfrentó al problema del sincretismo cultural con doctrinas no cristianas, algunas de las cuales dieron lugar a nuevos sistemas doctrinales tales como el conocido gnosticismo. La pregunta era: ¿Cuál es la doctrina correcta? ¿Cómo sabemos quiénes predican la doctrina correcta y quiénes no? ¿A quiénes apoyamos, cómo y a quiénes no? Las cartas 2 y 3 de Juan responden a estas preguntas.

Estructura

Ambas cartas siguen una estructura sencilla en tres secciones

2 Juan

Encabezado (Vers. 1-3)

Cuerpo (Vers. 4-11)

Despedida (Vers. 12-13)

3 Juan

Encabezado (Vers. 1-4)

Cuerpo (Vers. 5-12)

Despedida (Vers. 13-15)

Glosario

Algunos términos utilizados en estas epístolas han perdido su significado original y necesitamos definirlos a fin de comprender lo que el autor quiso decir.

Sinónimos-Antónimos

a.- Conocer – permanecer – andar – estar – perseverar – extraviar (extra = más allá, viar=ir => pasarse, no estar, no permanecer) se utilizan como sinónimos y antónimos, según el caso.

b.- Verdad – mandamiento – doctrina de Cristo – principio. Estas palabras se utilizan como sinónimos.

Definiciones

Bienvenido .- En la cultura de su época dar la bienvenida implica tomar a cargo de uno la persona que venía de viaje, ocupándose de procurarle descanso, higiene, salud y alimentación. La persona en cuestión quedaba bajo el amparo y protección de quien le recibía (recuérdese el caso de Abraham en Mamre, Lot en Sodoma, Elias en Sarepta, etc.) de modo que era mucho más que una simple frase, significaba un compromiso estrecho con la persona que se albergaba e implicaba el apoyo para que lograra su propósito en la localidad y ayudarle a que continuara con su labor y viaje.

Confesar .- Literalmente decir lo mismo que alguien más, afirmar lo mismo o negar lo mismo que otro.

Prosperar.- Tener un buen viaje, que le vaya a uno bien en el camino, lograr el propósito de un viaje.

Extraviar.- pasar de largo el lugar al que uno va, ir más allá.

Debemos.- (En 3 Juan) la palabra no se refiere a un aspecto moral (lo que debemos o no hacer) sino que es una metáfora del mundo mercantil o financiero, Deuda, pago que adeudo.

¿ De que hablan 2 y 3 de Juan?

1.- ¿Cómo sabemos quiénes predican la doctrina correcta y quiénes no?

Juan se gozaba de saber que sus lectores andaban o permanecían en la verdad, es decir, que retenían la doctrina tal como fue enseñada desde el principio. Quizás un juego de palabras con el comienzo de su evangelio “en el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios… todo por él fue hecho… aquel verbo se hizo carne y habitó entre nosotros… vimos su gloria, como del unigénito del Padre… a todos los que le recibieron a los que creen en su nombre les fue dada la potestad de ser hecho hijos de Dios”.  Todo ello en contraste con las doctrinas “novedosas” de los gnósticos. Ir más allá de esto es no permanecer en el mandamiento que, aunque nuevo, está desde el principio. Extraviarse es ser novedoso.

2.- ¿A quienes apoyamos, cómo y a quiénes no?

Casos posibles:

  1. A) un cristiano que recibe a alguien con doctrina diferente. (caso posible)
  2. B) un cristiano que no recibe a alguien con doctrina diferente. (La Señora Elegida)
  3. C) un cristiano que recibe a alguien con doctrina de Cristo. (Gayo y Demetrio)
  4. D) un cristiano que no recibe a alguien con doctrina de Cristo. (Diótrefes)

¿Cuáles son los resultados?

Casos A) y D) van a perder el fruto, no van a recibir la promesa (galardón), participan en sus malas obras, no cooperan con la verdad, son malos.

Caso B) y C) Anda en la verdad, Anda en Amor, es fiel, coopera con la verdad, hace bien.

3.- ¿Cuál es la doctrina correcta?

Confesar que Jesucristo vino en carne.

Confesar.- Decir y creer lo mismo que el evangelio dice y afirma.

Jesucristo.- El niño que nació en Belén, huyó a Egipto, vivió en Nazaret, tuvo por oficio la carpintería, ese hombre es el ungido de Dios, el Mesías, el Salvador, el Rey eterno.

Vino en carne.- no fue una aparición ni un fantasma, se encarnó y habitó entre nosotros, y por nuestra causa y en pago de nuestros pecados sufrió, murió y fue sepultado y resucitó al tercer día.

Conclusiones

Actualmente hay mucha gente que apoya a grupos que no promueven la doctrina de Cristo, sino doctrinas novedosas (si no la gente se aburre, ¿verdad?) y no les importa el uso que hacen de su ayuda o dinero (ofrenda, diezmo, promesa, no importa como le llames) y se excusan en frases como “yo se lo di a Dios, ya ellos darán cuenta a Dios”. Sin embargo, 2 Juan nos dice que somos responsables de la ayuda que brindamos y del uso que se le dé y si apoyamos a gente que no permanece y usa nuestra ayuda en la doctrina de Cristo participamos de sus malas obras.

También ocurre que, a veces no apoyamos a quienes sí están predicando la doctrina de Cristo poniendo mil pretextos. 3 Juan nos dice que ya somos deudores. El apoyo que les damos es algo que ya debemos y no hay excusa. No se trata de solapar a cualquier vividor del evangelio, sino de invertir nuestros bienes y nuestra persona en apoyar la divulgación del mandamiento nuevo que recibimos desde el principio.

Algunas personas, basadas en los versos 10 y 11 de 2 Juan, niegan hasta un vaso de agua a personas de diferente creencia doctrinal. ¿”No dice la biblia que ni si quieras les digas “¡Bienvenido!”?, argumentan. Pero Juan no está diciendo que seamos groseros o crueles, sino que no apoyemos ni siquiera económicamente sus actividades de divulgación. Lo que sí dice el Señor Jesús es que hagamos bien a quienes nos hacen mal y que oremos y bendigamos aún a nuestros enemigos. No simpatizamos con su doctrina pero aprovechamos toda ocasión para predicar a Cristo.


Índice N.T.