Jueces: Guía de lectura

Antes de comenzar: 

¿Cuáles son los problemas del mundo de hoy que son causados por nuestra ignorancia de Dios? ¿Qué tipo de aplicación podemos sacar del libro de la historia de los Jueces?

¿Cómo gobierna Dios al mundo?

Hay varios libros bíblicos que están escritos en situaciones difíciles. Entre ellos están los libros del Éxodo, Jueces, Jeremías, Ezequiel, Daniel y Apocalipsis. A pesar de estar escritos en tiempos difíciles, los autores afirman que Dios es soberano de este mundo. Es importante para nosotros saber qué esperar del gobierno de Dios.

Dios es Rey

En 1 Samuel 8:4-9 vemos que los hijos del profeta y juez fallan en seguir sus caminos. Luego, la gente pide a Dios un rey, como los de las demás naciones. Dios responde a Samuel que la gente no le ha rechazado al hombre que los dirigía, sino a Dios mismo como su Rey a pesar de haberlos sacado de Egipto. Este diálogo indica que el verdadero rey en el periodo de los jueces, es decir, entre Josué y Samuel, era Dios. Jueces muestra cómo Dios gobierna este mundo. A pesar de ser rechazado como rey y de que pretenden suplirlo con reyes humanos, Dios no dejó de gobernar a su pueblo. 

El versículo que indica que el Señor es el Juez está en Jueces 11:27

«Por tanto, yo no he pecado contra usted, pero usted me está haciendo mal al hacer guerra contra mí. Que el SEÑOR, el Juez, juzgue hoy entre los Israelitas y los Amonitas'”» (Jueces 11:27 NBLH). 

Principios del Gobierno de Dios

Deuteronomio 13:1-5 es el resumen de todo el capítulo. Indica que Dios va a poner una prueba a su pueblo para ver si ellos le aman sobre todas las cosas. 

Deuteronomio 27-28 pronuncian bendiciones y maldiciones sobre el pueblo dependiendo si obedecen o no la ley que Dios les había dado. 

Aun en el Nuevo Testamento, el gobierno de Dios se manifiesta en su ira contra el pecado (Romanos 1:18-23). Las autoridades están puestas por Dios para castigar la mala conducta, son vengadores de justicia que aplican la ira de Dios contra los malhechores (Romanos 13:1-7).

Uno debe entender que este libro es parte de un argumento largo que se extiende desde Josué hasta II Reyes. Estos libros son parte de lo que los hebreos llamaron los “Profetas Anteriores (Josué, Jueces, 1 y 2 Samuel, y 1 y 2 Reyes)”. Estos libros forman un solo argumento profético que justifica el exilio a Babilonia.

Se piensa que esta historia de Israel desde la conquista de Canaán hasta el exilio en Babilonia fue escrita después de la caída de Jerusalén en 587 a.C. (2 Reyes 25:1-2) para explicar por qué había acontecido este desastre. Lo hizo mostrando cómo Israel había empezado a deslizarse hacia la apostasía poco después de su entrada a Canaán y cómo continuó en los siglos subsecuentes hasta que el juicio de Dios finalmente cayó sobre la nación. El desastre de 587 a.C. fue visto así como el cumplimiento de las maldiciones del pacto de Deuteronomio 28. El estilo y la teología de todo el libro, desde el principio hasta el fin, fue influido fuertemente por el libro de Deuteronomio y por esta razón comúnmente se refiere a él como la “historia deuteronómica”.

Autor

No tenemos un testimonio escrito acerca de quién fue el autor. Algunos creen que Samuel estaba escribiendo sobre la necesidad de tener un rey. Otros creen que los profetas anteriores fueron editados por Jeremías.

Fechas todas antes de Cristo:

1446 Éxodo

1350 Jueces — los jueces son locales y regionales, no son nacionales. Algunos jueces son contemporáneos con otros, pero en otras regiones. Por ejemplo, Jefté y Sansón comparten la misma época.

1060-1020 Samuel — el último juez

1051-1011 Saúl

1011-971 David

971-931 Salomón

División del Reino 931

Caída de Israel 722

Caída de Jerusalén 605-587

4 Barry G. Webb, “Jueces” en el Nuevo Comentario Bíblico, Mundo Hispano, p. 285

Circunstancias

Jueces describe la situación en Israel entre la conquista y los primeros reyes. Es un libro que presenta su argumento completo en resumen (Jueces 2:11-23). La palabra “juez” quiere decir: gobernador, administrador, guerrero, recaudador de impuestos, suministro de información y proveedor de hospitalidad (NBDC). “Jueces” se refiere a los caudillos levantados por el Señor para rescatar-salvar-redimir a su pueblo.

Los jueces no proveen un modelo de liderazgo o de fidelidad que podamos seguir. Ellos eran hombres que a pesar de sus debilidades, creían en el Señor. Lo que realmente vemos en el libro es el patrón de gobierno del Señor y como Él es fiel a su pacto aun y cuando su pueblo no lo es. Él hace que las circunstancias de la vida lleven a su pueblo a la angustia y es Él quien los rescata cuando claman con angustia.  

Propósito

Los profetas anteriores detallan la acusación en contra Israel para mostrar que no cumplieron el pacto y que el Señor es justo al castigarlos por su infidelidad. También tiene la nota de esperanza de que si la gente se vuelve al Señor, Él se volverá a ellos.

Si no cuidamos nuestra relación con Dios vamos a estar oprimidos por todos los problemas imaginables. Y cuando clamamos desde nuestra angustia, el Señor responde, no por nuestros méritos, sino por SU misericordia. 

Bosquejo

Jueces 1:1-3:6 – El libro empieza con una descripción de Israel inmediatamente después de la muerte de Josué, junto con un resumen del libro. 

Jueces 3:7-16:31 – Luego continua con una descripción del gobierno o administración de seis jueces: 1. Otoniel; 2. Aod y 3. Samgar;  4. Débora y  Barac; 5. Gedeón, 6. Tola, 7. Jair; 8. Jefté, 9. Ibzán, 10. Elón y 11. Abdón; y 12. Sansón.

Jueces 17:1-21:25 – Concluye con una descripción de los problemas causados por abandonar al Señor. 

En Hebreos 11:32 se menciona a Barac, Gedeón, Jefté, Sansón entre los héroes de la fe en el Antiguo Testamento. Vemos en estos hombres débiles lo que el Señor puede hacer cuando la gente cree en Él. Ciertamente ninguno de ellos es un “super-santo”, más bien son hombres débiles que creen en Dios. 

Sin líderes el pueblo se desvía del Señor. El pueblo siempre está buscando lo carnal, sensual y conveniente en vez de buscar a Dios. Así el libro de Jueces es un argumento que muestra la necesidad de que haya un rey para el pueblo de Israel. Este rey no es simplemente un hombre que gobernará un pueblo, sino el Mesías que llevará el pueblo a ser fiel al Señor. Jeremías pronuncia la sentencia sobre el pueblo que va confiando en sus líderes en lugar de confiar en el Señor (Jeremías 17: 5-6). 

 

“Maldito el hombre que en el hombre confía,

Y hace de la carne su fortaleza (brazo),

Y del Señor se aparta su corazón.

Será como arbusto en lugar desolado

Y no verá cuando venga el bien;

Habitará en pedregales en el desierto,

Una tierra salada y sin habitantes (Jeremías 17:5-6 NBLH). 

Jeremías no sólo estaba hablando de confiar en los políticos de los tiempos bíblicos, sino en todos los hombres que prefieren confiar en los hombres más que en Dios. 

Cronología

Hechos 13:16-20 indica que el periodo entre la conquista y Samuel fue como de 450 años. Luego reinó Saúl por 40 años. El periodo de los Jueces fue de 409 años, más el periodo de opresión de 110 años.

La suma de años mencionados en Jueces son 409, más los 40 años de Elí (1 Samuel 4:18) nos da 449 años, más el tiempo de Samuel nos da 490 desde Josué hasta la monarquía.

Esto indica que el éxodo ocurrió por el año 1450 a. C. Es la fecha temprana del éxodo y sale de los años mencionados en el mismo texto de la Biblia.

Jueces narra la historia de un pueblo cada día más lejos del Señor. Cada juez es peor que el anterior. No estamos seguros de la secuencia de los jueces. Parece que el autor tenía otro factor que controlaba su selección y arreglo de los jueces. 

Geografía

Los jueces no son figuras nacionales, sino locales o regionales. 

  1. I. La presentación del mismo libro de Jueces

La primera parte muestra que el Señor cumplió todas sus promesas y que fue Israel quien rompió el pacto al seguir otros dioses.

La segunda parte presenta la secuencia o los ciclos que siguen al pueblo en el periodo de los jueces. 

Israel se olvida del Señor y sirve a otros dioses (Jueces 2:11-13).

El Señor se enoja contra su pueblo entregándoles a sus enemigos (Jueces 2:14-15).

14 La ira del Señor se encendió contra Israel, y los entregó en manos de salteadores que los saquearon. También los vendió en mano de sus enemigos de alrededor, y ya no pudieron hacer frente a sus enemigos. 15 Por dondequiera que iban, la mano del Señor estaba contra ellos para mal, tal como el Señor había dicho y como el Señor les había jurado, y se angustiaron en gran manera.

El pueblo se quejaba de su angustia sin invocar al Señor.

El libro de Jueces no presenta a los israelitas como víctimas de la opresión. Si fueron sólo víctimas no tendrían que arrepentirse. No serían castigados por Dios, sino que serían dignos de lástima. Son activos en su rechazo a Dios y eso ocasiona su propio castigo. No sería más realista si tomáremos esta perspectiva para ver el mundo hoy.

 5 Ver Éxodo 3:7-9, Romanos 3:9-18 el texto no dice que invocaron al Señor, sino que estaban quejándose y que Dios les escuchaba y respondía a sus quejas.

Dios levanta un juez para remediar la situación. El Señor escucha su angustia, toma la iniciativa y levanta un juez para su rescate (Jueces 2:16, 18).

Cuando el juez muere, los israelitas olvidan al Señor nuevamente (Jueces 2:17, 19-23).

  1. Los 12 jueces que ilustran el patrón establecido en 2:11-3:6
  2. Otoniel (Jueces 3:7-11) es hermano menor de Caleb, el único de una familia sana, era el mejor juez en el libro. Libró al pueblo y estableció una paz que duró 40 años. 
  3. Aod (Jueces 3:12-30) es un benjamita zurdo, libró al pueblo de Eglón, rey de Moab. Entregó un mensaje secreto al rey que era una espada de dos filos y la gordura de Eglón se cerró sobre la hoja. 
  4. Samgar (Jueces 3:31) luchó contra los filisteos.
  5. Débora y Barac (Jueces 4:1-5:31) libraron al pueblo de los cananeos con la ayuda de otra mujer: Jael (cabra salvaje). Hay un excelente contraste entre la poesía y la prosa en Jueces 4 y 5. Hay que ver la diferencia en lo que aprendemos de la prosa y, como contraste, lo que aprendemos de la poesía. Hay un paralelo entre el cántico de Débora y Barac y el de María (Lucas 1:46-55).

Es interesante que Débora atribuyó la causa de la guerra al hecho de que los israelitas habían abandonado al Señor (Jueces 5:8-9). 

«Habían escogido nuevos dioses; Entonces la guerra estaba a las puertas. No se veía escudo ni lanza Entre 40,000 en Israel» (Jueces 5:8 NBLH)

Débora ve el conflicto entre Israel y Sísara como parte de una guerra cósmica en las estrellas. Esta imagen es llevada a Apocalipsis 12:7, 16 y explica la muerte de Jesús como parte de este mismo conflicto. El Apocalipsis nos dice que nosotros mismos también participamos en la misma guerra y que Dios nos ayuda a escapar usando incluso a la naturaleza para protegernos.

Débora escribió sobre los israelitas que estaban abandonando al Señor por otros dioses. ¿Qué pasa hoy cuando abandonamos a Cristo para servir a otros dioses de oro, plata y otras cosas preciosas?

Ellos no estaban preparados para la guerra, pero estaban bien dispuestos a ir. 

  1. Gedeón (Jueces 6:1-8:32) libró a los israelitas de los madianitas (hijos de Abraham, ver Génesis 25) y de los amalecitas (Amalec, nieto de Esaú). El fondo específico de estos acontecimientos es Rut 2-4.

«Cuando los Israelitas clamaron al SEÑOR a causa de Madián, el SEÑOR: ‘Fui Yo el que los hice subir a ustedes de Egipto, y los saqué de la casa de servidumbre (de esclavos). Los libré de la mano de los Egipcios y de la mano de todos sus opresores. Los desalojé delante de ustedes, les di su tierra, y les dije: “Yo soy el SEÑOR su Dios. No temerán (reverenciarán) a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitan. Pero ustedes no Me han obedecido.”‘”» Jueces 6:7-10 NBLH

La crisis económica, social y militar es la consecuencia de desobedecer el mandato del Señor al adorar a otros dioses, lo cual también hicieron en la situación de Débora y Barac. La guerra y la derrota estaban a la puerta (Jueces 5:8). Esto persiste hoy cuando buscamos otros dioses y no obedecemos al Señor. Estamos tomando el camino de la violencia, la derrota y la pobreza.

La misma idea se presenta en Romanos 1:18-23, donde se indica que la ira de Dios está en contra de los impíos; los que impiden la verdad y la justicia; y los que cambiaron la gloria del Dios incorruptible por un imagen en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. La consecuencia es que Dios los entrega a la impureza, a la lujuria de sus corazones, a pasiones degradantes y a una mente depravada (Romanos 1:24-32). Romanos da la idea de que esta ira se manifiesta en el presente. En el pasaje de 1 Tesalonicenses la idea es que ellos van a recibir un castigo futuro.

Pablo indica que la función del gobierno, ya sea bueno o malo, es igual en nuestros tiempos que en el de los Jueces. Dios corrige a la gente por medio de los gobiernos y así limita la maldad en el mundo. Cuando la gente se desvía del camino de Dios, permite que haya malos gobiernos para regresar al curso que Dios les pide. 

La solución “políticamente correcta” vs. la solución doctrinal

No menciona a Jesucristo.

No menciona puntos de controversia.

No habla nada más que las preocupaciones de todos.

No enfatiza rasgos particulares de la fe cristiana.

No defiende posturas distintivas.

Afirma rituales, disciplinas espirituales individuales.

Es inclusiva y tolerante.

No habla contra nadie.

No enseña doctrina.

La solución israelita 

La causa de la aflicción de los Israelitas, como la presenta el libro de Jueces, es su desobediencia al mandato de Dios de no adorar a otros dioses. La solución de la injusticia, opresión y la persecución religiosa tiene que ver con los dioses que uno adora. No debemos esperar paz en el mundo hoy hasta que haya una obediencia al evangelio.

Los israelitas tenían una debilidad religiosa. Esta debilidad era que ellos querían el placer más que a Dios. Entonces, estaban muy dispuestos a abandonar al Señor por Baal y Asera, sólo para tener un culto que les agradara. A fin de cuentas, Gedeón también cayó en la misma trampa (Jueces 8:27). Esto no es distinto a nuestros cultos de hoy, que son hechos para ser agradables y para complacernos con promesas de prosperidad.

Gedeón siempre buscaba una señal para obedecer al Señor (Jueces 6:17-21, 36-40; 1 Corintios 1:22-23). Esto es distinto a una respuesta de fe, ya que la fe no está en cosas visibles. En el momento en que estas señales son vistas, entonces ya no son de fe. Lo que vemos es la fidelidad de Dios en cumplir su promesa. Una religión visible no es una religión de fe. 

Abimelec (Jueces 9:1-57), nombre que quiere decir ¨mi padre es el rey¨, era un usurpador, hijo de Gedeón, que mató a todos sus 69 hermanos, aunque uno escapó. El nombre de Abimelec levanta los temas centrales de Jueces: 1. ¿Quién es el Dios verdadero? y 2. ¿Quién es el rey de Israel? Dios no acepta a Abimelec como rey, ni juez y el Señor le quita su reino. 

  1. Tola (Jueces 10:1-2)
  2. Jair (Jueces 10:3-5)

Noten Bien: Jefté y Sansón eran contemporáneos. Dios les había entregado a los Amonitas y a los filisteos (Jueces 10:7).

  1. Jefté (Jueces 10:6-12:7) – Hijo de una ramera. Es el hombre que Dios escoge para liberar a su pueblo infiel. 

El pueblo había abandonado al Señor por Baal, Astarot y otros dioses (Jueces 10:6).  Se encendió la ira del Señor y “los entregó” en manos de sus enemigos, los Filisteos y los Amonitas. Después de haber sido afligidos por 18 años, los israelitas clamaron al Señor: “Hemos pecado contra Ti, porque ciertamente hemos abandonado a nuestro Dios y hemos servido a los Baales” (Jueces 10:10).  El pueblo busca dialogar con el Señor para que los libre. Jefte es expulsado por sus hermanos de su casa. Él es un hombre de guerra (Jueces 11:1-3).

El pueblo llama a Jefté para librarlos de los opresores. Jefté respondió: “Si me hacen volver para pelear con los Amonitas y el Señor me los entrega, ¿seré yo el jefe de ustedes?. Y los ancianos de Galaad dijeron a Jefté: El Señor es testigo entre nosotros. Ciertamente haremos como has dicho” (Jueces 11:9-10). Jefté tiene el hábito de dialogar para tomar una decisión.

6 Ver Hebreos 11:13, 39.
7 Ver Romanos 1:24, 26 y 28.

Jefté actúa como jefe del pueblo y envía un mensaje a los Amonitas. Busca dialogar con sus enemigos. También busca dialogar con el Señor y le hace un voto: “Si en verdad entregas en mis manos a los Amonitas, sucederá que cualquiera que salga de las puertas de mi casa a recibirme cuando yo vuelva en paz de los Amonitas será del Señor o lo ofreceré como holocausto” (Jueces 11:30-31). Noten bien que el Señor no le pidió este sacrificio. Observen que esto es muy similar a la práctica de hacer “una manda”. Esto nos hace preguntarnos: ¿qué tenemos que hacer para agradar al Señor? ¿Sólo estamos haciendo trueque para que nos ayude con lo que nos parece bien a nosotros? Jefté hizo una promesa o voto al Señor a cambio de su victoria. Jefté por lo menos fue honrado ya que cumplió su voto. Nosotros, ¿estamos sirviendo al Señor o buscamos su beneficios a través de una negociación? 

Jefté regresa a casa y su única hija sale a darle la bienvenida después de la victoria (Jueces 11:34). 

Su hija acepta las consecuencias: “Haz conmigo conforme a lo que has dicho” (Jueces 11:36), “pero dame 2 meses para llorar mi virginidad” (Jueces 11:37).

Efraín se pone celoso de Jefté por no haber participado en la victoria, atacan a Galaad y Jefté los derrota. La palabra clave es shibolet o sibolet. Jefté juzgó a Israel seis años y murió (Jueces 12:7).

  1. Ibzán (Jueces 12:8-10) 
  2. Elón (Jueces 12:11-12)
  3. Abdón (Jueces 12:13-15).
8 Saúl también “juró” que iba a matar al que comiera, pero rompió su juramento y dejó que Jonathan viviera a petición del pueblo. Dios no quiere que hagamos juramentos. Es la crítica de Jesús a los votos. Ver Mateo 5:37.

12. Sansón (Jueces 13:1-16:31),

El libro de los filisteos

Es importante ver el paralelo entre Sansón e Israel:

Israel

Fue separado de entre las naciones para ser el pueblo del Señor.

Va tras dioses extraños.

Quiere ser como las otras naciones.

Repetidamente invoca al Señor en su aflicción.

Sansón

Es apartado entre otros hombres por su llamado nazareno.

Va tras mujeres extrañas.

Quiere ser como los otros hombres.

Repetidamente invoca al Señor en su aflicción.

Jesús (ver Juan 15:1-17) Hay paralelos entre Jesús y Sansón.

Fueron asesinados por los pecados del pueblo. Sansón pide venganza por su ojos y Jesús pide perdón para sus agresores. 

Samuel es el último juez, pero su historia y la transición a los reyes está en 1 Samuel.

Epílogo

Las consecuencias de abandonar al Señor.

Estos dos episodios muestran qué sucede cuando el pueblo olvida al Señor. El libro no los ubica en su lugar en la cronología. Algunos creen que pueden haber sucedido muy cerca del tiempo de Josué. Estos fueron paralelos a los dos jueces presentados. Estos casos establecen que el pueblo hacía lo que le parecía bien (Jueces 17:6; 18:1; 19:1; y 21:25).

  1. La idolatría de Micaía. La madre de Micaía “dedicaba la plata al Señor por mi hijo”, pero con la plata tallaron un ídolo. Este incidente ocurre casi inmediatamente después de la conquista de Josué. Micaía encontró que un joven sacerdote era el nieto de Aarón (Jueces 17:7) que estaba dispuesto a servirle como sacerdote. Micaía pensaba: “Ahora sé que el Señor me prosperará, porque tengo un Levita por sacerdote” (Jueces 17:13). Este pensamiento no está lejos de lo que muchos piensan hoy. Pero los hombres de Dan llegaron a tener envidia del ídolo y le ofrecieron “diez monedas de plata, el vestido y la comida” (Jueces 17:10). ¿Cuánto vale nuestra lealtad al Señor?
  2. El Levita y su concubina que tiene el resultado de una Guerra contra Benjamín. La inmoralidad de los sacerdotes contamina a todo el pueblo. 

Noten: Jueces relata la historia de las familias de Saúl que eran de la tribu de Benjamin. El libro de Rut es el comienzo de la historia de la familia David que era de Judá y específicamente de Belén.

La conclusión del libro

Pablo escribe la función del gobierno en Romanos 14:1-7 que coincide exactamente con el libro de Jueces:

«Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan. Porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas. Por tanto, el que resiste a la autoridad, a lo ordenado por Dios se ha opuesto; y los que se han opuesto, recibirán condenación sobre sí mismos. Porque los gobernantes no son motivo de temor para los de buena conducta, sino para el que hace el mal. ¿Deseas, pues, no temer a la autoridad? Haz lo bueno y tendrás elogios de ella, pues es para ti un ministro (servidor) de Dios para bien. Pero si haces lo malo, teme. Porque no en vano lleva la espada, pues es ministro de Dios, un vengador que castiga al que practica lo malo. Por tanto, es necesario someterse, no sólo por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto también ustedes pagan impuestos, porque los gobernantes son servidores de Dios, dedicados precisamente a esto. Paguen a todos lo que deban: al que impuesto, impuesto; al que tributo, tributo; al que temor, temor; al que honor, honor.» Romanos 13:1-7 NBLH

Esto bien podría ser una descripción del gobierno de Dios en el libro de Jueces también. Cuando ellos abandonaron a Dios les mandó un gobierno que los oprimía y explotaba para que se arrepintieran. Estos gobiernos no eran justos ni legítimos por nuestras normas de democracia que existen hoy. Pero eran gobiernos muy funcionales para realizar los propósitos de Dios. Dios dice que el gobierno es una función de su soberanía en todo momento en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento. 

En esos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que le parecía bien ante sus propios ojos (Jueces 21:25 NBLH).

En estos días no reconocemos a Jesús como Rey y cada uno hace lo que les da la gana. ¿Qué pasa cuando nuestro pueblo se olvida del Señor? ¿Cómo interpretamos nuestra historia? ¿Está activo Dios hoy?

Bibliografía:
Arthur E. Cundall y Leon Morris, Judges and Ruth: an introduction and commentary, IVP.
Barry G. Webb, “Jueces”, Nuevo comentario bíblico, Mundo Hispano.

Índice A.T.